Una historia romántica, un amor forjado en el tiempo, en la distancia.
Una pequeña entrega
—¿No te cansas?
¿Ya no eres un muchacho?
—¿Me estás
llamando viejo, princesa? —dijo Óscar riendo—. ¿Te acuerdas aquella noche
cuántas veces hicimos el amor?
Óscar se echó las sábanas encima, besaba su cuerpo desnudo, sus labios
se posaban en los de Julia como un suspiro suave. ¡Le gustaba tanto besarla con
suavidad
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