sábado, 14 de junio de 2014

Mi secreto es mi condena


—¿Por qué no te sueltas el pelo como aquella noche? —Él le quitó el pasador que sujetaba el pelo y metió los dedos por su cabellera. Le movió el pelo hasta que quedó suelto y fue cayendo sobre sus hombros. —Veinte años llevo recordando aquella noche, Julia, mi amor. Cada minuto, cada segundo, es lo que me ha mantenido vivo durante este tiempo, sin tocar a otra mujer. Te tenía en mi pensamiento, te visualizaba… Cada noche me preguntaba cómo estabas, qué estarías haciendo. Si me odiarías. Si te acordarías de mí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario